jueves, 10 de marzo de 2011

Inmunizacion en cuba

Hay que estar en Cuba para saber de verdad lo que viven los cubanos. Por ejemplo, todos los menores de 65 años estamos inmunizados contra la poliomielitis. Es una afirmación rápida, pero ¿cuántos dolores, llantos y padecimientos le ha evitado la Revolución Socialista a las familias? Esta semana Cuba desarrolla la campaña nacional 50 contra ese flagelo. La primera comenzó el 26 de febrero de 1962 y tres meses después se reportó el último caso. En realidad cuántos países pueden mostrar los índices de la mayor de las Antillas? Esta vez serán beneficiados 507 mil 091 niños. En la primera etapa, hasta el 10 de marzo, recibirán la primera dosis 372 mil 714 pequeños desde 30 días de nacidos hasta los dos años, 11 meses y 29 días, A esos infantes se les suministrará otra dosis del inmunógeno en la segunda etapa, que acontecerá del 22 al 28 de abril. En ese período también reactivarán con una dosis de vacuna antipolio a 134 mil 377 niños de nueve años de edad (hasta nueve años, 11 meses y 29 días). Pero no es solo contra una enfermedad que estamos salvos los cubanos, sino contra 13 patologías prevenibles. Antes de 1959 en Cuba se registraban como promedio anual unos 500 fallecimientos por enfermedades prevenibles por vacunas, 300 casos de parálisis por poliomielitis, igual cantidad de niños ciegos, sordos o con cardiopatías severas por infecciones rubeólicas y otras decenas de miles por enfermedades inmunoprevenibles. Con la llegada al poder de la revolución en 1959 comenzaron grandes cambios en todos los sectores. Llegó la integración en la salud pública a un Sistema Nacional único, socialista con la entera voluntad política del gobierno. Se estructura el “Programa Nacional de Inmunización” que tuvo sus inicios con la jornada de anti polio. Se fundamenta en principios básicos: dirigidos a toda la población, integrado a la atención primaria de salud, activa participación comunitaria (Comités de Defensa de la Revolución (CDR), Federación de Mujeres Cubanas (FMC), entre otras organizaciones), y, algo distintivo, totalmente gratuito. Las cifras hablan. El impacto es inmenso en indicadores de salud e incalculables en el orden sentimental para las familias. Han sido aplicadas más de 79 millones de unidades antipolio y en general las dosis aplicadas en Cuba, desde 1962, debe estar por encima de los 300 millones en su programa nacional. Desde temprano se cosecharon los éxitos con la eliminación de enfermedades: la poliomielitis en 1962, difteria en 1979, sarampión y rubeola en 1993, tosferina una año más tarde; y algunas formas graves de otras enfermedades (tétanos neonatal y meningitis tuberculosa en menores de un año desde 1972. También la eliminación de complicaciones más graves como los síndromes de rubeola congénita y meningoencefalitis postparotiditis desde 1989. El tétanos, la meningitis por Haemophilus influenza tipo B y la parotiditis, han dejado de constituir un problema de salud, al tener tasas inferiores a 0,1 por 100 mil habitantes. Mientras, otras dolencias, como la enfermedad meningocóccica, la fiebre tifoidea y la hepatitis B, han reducido notablemente su registro de morbilidad y mortalidad. El programa alcanza 11 vacunas que protegen contra 13 enfermedades. Desde 1962 hasta el 2009 el Programa Nacional de Inmunización rescató de la muerte a más de 22 mil 500 niños en Cuba, evitó el nacimiento de 13 mil 500 con parálisis, impidió la sordera a dos MIL menores y que nacieran igual cantidad de ciegos y mil 800 cardiópatas. Hoy en el mundo unos tres millones de infantes mueren por esta causa prevenible. Además existe un grupo de vacunas no comprendidas dentro del programa nacional para inmunizar periódicamente a determinados grupos de riesgo como ancianos, trabajadores agrícolas, de sanidad, enfermos de SIDA. Entre ellas están las que protegen contra la influenza, la fiebre amarilla y la leptospirosis. De producirse una situación particular el Estado no escatima esfuerzos y recursos como ocurrió con la gripe H1N1 en tiempos recientes. Todo a pesar del bloqueo estadounidense contra la isla. En otro orden Cuba produce la mayoría de sus vacunas y ha desarrollado fuerzas internas que pone a disposición del mundo. El primer país fue el primero entre los subdesarrollados en producir una vacuna pentavalente y luego ha seguido los avances con otras complejos inmunógenos. Según la Organización Mundial de la Salud la mayoría de los 13 millones de muertes que se producen anualmente por enfermedades infecciosas podrían prevenirse con intervenciones de bajo costo. Se ha demostrado que la inmunización cumple un papel imprescindible en reducción de costos. Por ejemplo, por cada dólar que se invierte en la vacuna triple viral (sarampión, rubeola y papera), se ahorran 15 dólares para tratar la enfermedad, por cada dólar contra la haemophilus influenzae B, se ahorran tres, y en la varicela, cuatro. La verdad es que dentro de estas últimas cinco décadas y no es un mero comentario, Cuba exhibe indicadores de salud muy provechosos dentro de la población infantil que permitió cubrir en este tiempo la inmunidad de muchas personas hasta la edad adulta en beneficio de la familia. Son hechos irrefutables, contundentes de la garantía de derechos humanos.