viernes, 13 de mayo de 2011

Madrid, Más de 33.000 mujeres con discapacidad, marginadas


Viven aisladas, con pocos medios para integrarse y problemas para acceder a un puesto de trabajo. Son las, aproximadamente, 33.000 mujeres con algún grado de discapacidad orgánica o física que residen en el ámbito rural de la región
El estudio, que ha sido realizado con el apoyo de la ONCE y la Consejería de Sanidad, concluye que las mujeres discapacitadas viven "marginadas y con una fuerte precariedad" en comparación a las que habitan en un entorno urbano. "Para empezar, tienen más problemas para integrarse en la sociedad, ya que apenas disponen de cursos de formación para encontrar un empleo, y también adolecen de infraestructuras viarias acordes a sus necesidades. Aunque sus principales problemas parten del sistema sanitario. La mayoría de los ambulatorios de los pueblos no cuentan con material adecuado para ellas", explica Javier Font, presidente de Famma.
En el propio informe de la organización se relatan testimonios de mujeres con algún tipo de minusvalía que viven en pueblos y sus dificultades a la hora de, por ejemplo, de acudir al ginecólogo: "Fui para que me hicieran una exploración y lo pasé fatal porque no me podía desnudar allí como antes, o sea, apoyarme sobre una pierna para quitarme los pantalones. Tenían material adecuado para mujeres, pero no para discapacitados".

De las 269.768 personas con discapacidad (reconocida) que viven en la región, las mujeres suponen un 49,17%, con un número de 132.650. De ellas, cerca de las tres cuartas partes residen en ciudades, las cuales también tienen problemas de integración, aunque de otro tipo. Por ejemplo, a la hora de desplazarse. El Comité de Entidades de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi) hace tiempo que lleva exigiendo mejores infraestructuras en el transporte público para personas en sillas de ruedas, especialmente en la red de Cercanías.

Problemas en el metro de Madrid

El informe también hace mención a las deficiencias de accesibilidad en el suburbano madrileño. En enero, cuando Metro empezó a quitar a taquilleros para ahorrar costes, diversos lectores de 20 minutos protestaron por las dificultades que esta decisión acarreaba para los sordomudos. Una lectora, Carol, veía así la sustitución de las típicas taquillas por interfonos: "¿Y nadie ha pensado que los mudos también viajan en metro y pueden tener problemas con el billete?".