lunes, 7 de marzo de 2011

Núria cambió en minutos la alegría de poder prejubilarse a los 58 años por la decepción de sentirse excluida

Zapatero anunció el decreto como una «medida excepcional» para estos colectivos Alertan de que su situación les excluye del retiro a los 58 años de los discapacitados Núria, frente al centro de atención sanitaria en el que trabaja como enfermera, en Granollers. Foto: JOSEP GARCIAFIDEL MASREAL BARCELONA Núria cambió en minutos la alegría de poder prejubilarse a los 58 años por la decepción de sentirse excluida. Fue el tiempo que pasó entre la aprobación de un decreto gubernamental a finales de diciembre por el que las personas con discapacidad podrían jubilarse siete años antes que el resto de trabajadores y la lectura de la letra pequeña del decreto, que condiciona esta medida a haber cotizado durante 15 años a la Seguridad Social con un grado de discapacidad como mínimo del 45%. La enfermedad de Núria, que padeció poliomelitis cuando tenía 13 meses, por desgracia empeora con el tiempo. Si hace 15 años no alcanzaba el 45% de discapacidad (estaba en el 42%), hoy probablemente lo supere de largo cuando pase lo que ella misma califica con sentido del humor como el «ITV personal». Con 56 años, Núria lleva trabajando más de media vida como enfermera en un centro de atención primaria de Granollers. «En la empresa privada habría sido difícil que me ayudaran tanto y que hubiera cotizado todo este tiempo», asegura. «TOMADURA DE PELO» / Juli Sellés, presidente de la entidad Afectados de Polio y Pospolio de Catalunya (APPCAT), traslada el caso de Núria al conjunto de discapacitados progresivos que probablemente no podrán acogerse a la jubilación anticipada y ante ello se muestra indignado: «Esa medida fue una tomadura de pelo del Gobierno. Seguro que de las 50.000 personas con pospolio en España ninguna podrá cumplir las condiciones». Además, pese a que esta patología está incluida en el decreto, Sellés explica que es casi imposible acreditar la discapacidad desde hace 15 años «porque entonces ni se conocía este síndrome». Por eso este colectivo reclama una reforma de la norma que la adapte a la realidad de los afectados. No todas las entidades del sector comparten la crítica. Josep Maria Ballesteros, presidente de la delegación catalana de una confederación estatal de minusválidos físicos (COCEMFE), afectado de pospolio, defiende como alternativa a la jubilación el acceso a una prestación por invalidez, «que en el caso de gran invalidez permite obtener el 150% de la base de cotización». Pero Núria saca el orgullo cuando se le plantea esta posibilidad: «Quiero jubilarme dignamente como cualquier otro trabajador, no quiero la incapacidad, no lo merezco después de haber trabajado durante tantos años». AJUSTES NECESARIOS / El subdirector de coordinación de unidades médicas del Instituto Nacional de la Seguridad Social, Fernando Álvarez, alega que «toda regulación debe tener un límite y el problema es siempre dónde ponerlo». Álvarez explica que dentro de tres meses el Gobierno evaluará la efectividad del decreto en la práctica y no descarta ajustar su contenido. El Gobierno recuerda que además del síndrome pospolio otras patologías también son progresivas o progresan de forma no uniforme. Con todo, Álvarez reconoce la actitud «loable» de Núria de luchar por la normalidad. Ha trabajado como cualquier otra enfermera y ahora aspira a jubilarse en el plazo que el Gobierno ha marcado para las personas con un grado de discapacidad que ella cumple con creces, a su pesar, pero sin perder la sonrisa ni el ánimo combativo. fuente,EL PERIODICO.COM http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=701513&idseccio_PK=1021&h=