miércoles, 31 de agosto de 2011

Reino Unido: Crece vulnerabilidad de discapacitados y pobres



Los proyectados recortes al sistema de prestaciones sociales en Reino Unido, previstos por el gobierno de coalición conservadora-liberal, acrecientan hoy la vulnerabilidad de discapacitados y del creciente segmento de personas sin hogar.

Alrededor de nueve de cada 10 británicos con discapacidad temen quedarse sin dinero para solventar la alimentación y el transporte en caso de que el Ejecutivo elimine antiguos beneficios sociales, advierte la organización benéfica Papworth Trust.

La poda al subsidio por discapacidad, al que pretenden sustituirlo por un pago de autonomía personal, implicará una revisión del sistema y afectará a la mayoría de los beneficiarios, señala la entidad en un informe publicado este miércoles.

Una suspensión o reducción de las ayudas obligará al menos a un 86 por ciento de los discapacitados a restringir sus gastos en rubros esenciales como la alimentación, transporte y las facturas por los servicios públicos, según la fuente.

El director ejecutivo de Papworth Trust, Adrian Bagg, recordó que otros sectores de la sociedad británica se enfrentan a los recortes anunciados por el gobierno del primer ministro, David Cameron, pero subrayó que las medidas perjudicarán aún más a las personas con discapacidad.

Bagg instó al Gobierno a aprender las lecciones del pasado en relación con anteriores reformas al alertar de las consecuencias que acarrearán su implementación.

Una investigación independiente del grupo Crisis vaticina, por su parte, un incremento de las personas sin hogar (homeless) en Reino Unido por efecto de la crisis económica global y las medidas de austeridad dispuestas desde inicios de año.

De momento los sin techos ascienden a 44 mil 160 personas, que representa un aumento del 10 por ciento, respecto a 2010, refiere un estudio de 120 páginas elaborado por las universidades de York y Heriot-Watt.

En opinión de los expertos, los recortes presupuestarios a los servicios públicos y las reformas radicales al sistema de prestaciones sociales debilitan el Estado de Bienestar, del que disfrutó la mayoría de los británicos durante décadas.